martes, 28 de febrero de 2012


De la Coca-Cola, al arte boludo; Luis Camnitzer.

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organismo
Llegabas a las diez
la mesa estaba puesta.
En el tendal se agitaba
nuestra ropa limpia.
Hablabamos de Kristina
y del campo. Te servía más.

De postre mandarinas.

El médico dice: -Sus pulmones
ya no funcionan-.
Como mucho le dan dos años,
lo que viven las endorfinas
en el cerebro de los enamorados


http://www.flickr.com/photos/superfiorito/show/

jueves, 23 de febrero de 2012


Maneras de ocupar una vivienda (detalle)
Revista intervenida con arte francés, calados y perforaciones 


http://www.flickr.com/photos/mariemandarina/sets/72157629440873635/


Racatapum

La avenida húmeda con el
calor denso bajo nuestras nucas, de
piel suave, la resaca de los cartoneros en las
orillas de las veredas, los besos borrachos de
tutuca y aguardiente
desempleados, somos como
obreros piolas de fábricas recuperadas
artesanos de mestizos que no van
a nacer. Máquinas de coser en
sótanos del centro que nadie escucha porque
saben guardarse del día.

La persiana aprieta el Lazo de Amor que
cuelga de la ventana; la gotera en el techo
lo riega: ¿No tenés una cumbia?
Necesito sentirme en casa.  

El único cantero con tierra
en la ciudad fraguada es para
que resbalen nuestros pies, se
terminen de romper tus zapatillas, se nos
raspen los tobillos por generosos
como le paso al pobre Cristo capo
aunque no somos
practicantes de nada más que de esto:
de acorralarnos en estacionamientos, en
los meneos de la bailanta, en las entradas
de los aguantaderos de once,
entre espumas de Rey Momo y
las filas rotas de alguna barra libre.

Está nuestra revolución en apretarnos
en el chorro de la fresca que nos convida la manguera de
algún portero matinal, en los
baldosones blandos de patios ajenos, contra
la puerta de un baño de mujer, dentro
de esa pollerita corta que se sube cuando
vos
bajás
conmigo, que rico,
en plazas enrejadas con hierros
como puntazos: dale, siénteme
triepa
pero si vamos a pasar
no te
tienes que
acobardar y si reculas
nada de correr,
que es peor. 


La habitación se llenó de olor a frito. Tirados
después de revolver las  sábanas   
te escucho cantar: Quién pudiera tener la
dicha que tiene el gallo, racatapum
chin chin el gallo sube.
Y echa su polvorete  racatapum
chin chin él se sacude. Ya verás paloma
que no hay gavilán que a ti te coma,
que no hay gavilán que a ti te coma.





jueves, 16 de febrero de 2012

 


pequeños muebles de papel






Ahora soy grande y vivo sola

 Llega ese momento en que se hace de noche. Deja de haber suficiente luz en el comedor y empieza  a hacer frío. Enciendo la estufa, la tele y la luz. Salgo de bañarme, calentita. En pijama y pantuflas. La ropa limpia se siente bien. Mi mamá está en la cocina, friendo milanesas. Mi abuela me seca el pelo con una toalla y le pasa beellcream. Se llena todo de olor a frito, mientras con mis hermanos miramos el chavo tirados en un colchón viejo. Tengo culpa porque todavía no hice los deberes. Estoy en segundo grado que es más difícil que primero porque ya soy más grande. Siento un poco de miedo de repetir, me duele un poco la panza, pero pienso -termina el chavo y los hago-. Los chistes de Don Ramon son muy buenos. 

Te extraño.





He criado cuervos buenos que

Duermen con sus novias sexys en sus
piezas con dibujos de
Dragon ball y counter strike en el papel que
la insistencia del sol ha logrado poner amarillo.
Son cómodos los colchones
y las sábanas siempre limpias aunque
ellos nunca las lavan.
La heladera llena que nadie llena.
Las cuentas pagas que nadie paga.

Se anidan en las peleas mamadas, en que
nunca pudieron tener un guantecito
de oro como el de Rocky.
Hacen agua en el fondo de la casa que daba a una vía
donde después del 90 dejó de pasar el tren.

Ella dice que las pibas son piolas, que no
quieren compromiso y se agacha y junta del suelo los
cascos brillantes de las motos,
los calzoncillos  XL, las cáscaras babosas de girasol;
y les baja la cumbia que la aturde
mientras la canta.

Clavan clavos en las paredes y los
arrancan.


Ladrones malcriados que entran y revuelven los
cajones, mean las
paredes, violan las
mujeres, cagan  en la
cama matrimonial embroncados por no
encontrar nada de valor.

Tapan con medias los desagües y giran los
grifos en una ciudad en donde
hasta los azulejos se secan.

Es como si vaciaran la casa que
insatisfecha y saqueada
oscureció las habitaciones y puso un
televisor en cada una de ellas;
dejó que la humedad tejiera redes que jamás se rompen;
y que pasaran las voces de los vecinos,
sus miradas antipáticas y mezquinas,
el canto delator de los platos rotos.

Ella baja la cumbia y la canta,
alimenta los cuervos y les da agua.
Los ata con un hilo choricero de los tobillos
a sus jaulas abiertas.


Esa foto de nosotros dos juntos

Dos bolsas de nylon
rodaron hasta el lago.
Las vi en su carrera furtiva
y no hice nada.
Ahora las veo flotar
como pulmones llenos de aire.


A mi hermano lo metieron preso

Dice papá que lo querían cagar a palo
como entre 9, eran
demasiados a la salida de Samsara
un boliche bien
cumbiero y que entonces el Matias sacó
un revolver de juguete que tenia en el auto y
los sacó a los tiros.
A los tiros falsos de amenazas y puteadas:
Vamos negros de mierda
a ver si la arrancan ahora.
La cana entonces lo agarro porque un
cagón fue de toque
a prenderles la sirena.

Ahora le llevaron una frazada y empanadas
que seguro un rasti le va a entregar con mala onda, todas
abiertas para controlar que no tengan droga.
O una gillete.
U otra gillete.
Papá no entiende porqué salió así si somos gente
buena. Tiene auto. Tiene
una linda novia. Tiene
suerte, de todo. Tiene.

Mariano tiene miedo de saltar al río desde el árbol.
Quiero hacerlo para demostrar que
 puedo ser valiente como un hombre pero no me
 dejan. Y lo veo a mi hermano trepar por el viril tronco con
sus piernas que tiemblan,
llegar a la cima, los cachetes colorados y mi papá:
-Saltá, no seas maricon-. Salta
 y el agua le camufla las lágrimas cuando el aire
saca a flote sus 25 kilos, sus 8 años, sus incontables rulos.
Todo mojado.
Con la Griselda nos reímos acompañamos las risa de papá.
Decimos es más cagón es.
De ese día tengo una foto con el Matías subidos en un inflable,
con los ojos cerrados por el sol,
él con un chaleco salvavidas regalo de
reyes. A mí me tapa la desnudez una malla que me hizo mamá en sus días de
creativa resistencia.
Estamos juntos y nos empuja  el arroyo a cualquier parte.



Mejores amigas

Mateo y fumo uno mañanero. Me
paro en la puerta de la
Aldeita, que buen nombre para una casa, pienso
que debería irme a la mía
de una vez por todas, pero
sola me da paja, es más
fácil cuando vamos juntas: Ella
se adelanta en su bici, cruza la
 Díaz Vélez con la
 lucecita roja que parpadea para que no 
se la ponga ninguno de atrás
-eh, gil de goma- pero,
 prefiero pensar que es
para que no me pierda y me
abre paso entre las naves.
Canoas silenciosas
que cruzan la frontera.

(que campeona que sos silvita)